miércoles, 4 de noviembre de 2009

Otra vez se avanza hacia una exagerada deuda externa

La política estatal tiende a reproducir la lógica tradicional del endeudamiento externo exagerado. El año pasado se hizo la contratación de deuda más alta, con más de 1.200 millones de dólares, el extremo anterior se dio el 2003 con menos de 900 millones de dólares. La iniciativa de contratar del Banco Mundial $us 10.000 millones para el Plan Nacional de Desarrollo quintuplicaría la actual deuda externa. Bolivia podría perder su acceso a créditos concesionales.
OPINIÓN. Pese a que el Estado boliviano ha obtenido, en los últimos años, los mayores ingresos económicos y ahorro por efecto de las ventas de gas natural, la política estatal tiende a reproducir la lógica tradicional del endeudamiento externo exagerado para financiar programas de desarrollo, advirtió la católica Fundación Jubileo.
La institución especializada en temas económicos se pregunta si continúa la cadena de la deuda externa para el país, al recordar que tras los ciclos de endeudamiento por los que se atravesó, la información acerca de la solicitud de millonarios créditos debería estar respaldada por una estrategia de financiamiento y un análisis de sostenibilidad de deuda.
La deuda externa, dice, ha sido constantemente una fuente de financiamiento muy importante, historia que se ha repetido en varios países de América Latina, cuya dependencia del financiamiento externo obligó a la región a ajustarse a las condiciones financieras y condicionalidades de los acreedores, a fin de acceder a los recursos en calidad de préstamo.
Las razones del endeudamiento en Bolivia han sido variadas, desde el financiamiento de gobiernos de dictadura destinados a gastos militares, construcción de carreteras y corredores, proyectos de inversión en diversos sectores, hasta el pago de gasto corriente para cubrir sueldos, salarios, consultorías y, entre los últimos créditos externos obtenidos, para el sector de hidrocarburos.
En el caso de Bolivia, condujo a niveles de sobreendeudamiento, extremo que obligó a acceder a la Iniciativa HIPC (Países Pobres Muy Endeudados) a partir de 1998 y a la Iniciativa de Alivio de Deuda Multilateral (IADM) a partir del 2005, a raíz de la iniciativa del G-8, o grupo de países más ricos del mundo.
Según datos oficiales, la iniciativa HIPC I redujo en 788 millones de dólares la deuda externa. El HIPC II, redujo en 1.776 millones y luego la iniciativa “más allá del HIPC”, redujo la deuda en 628,8 millones de dólares. En total, en ese programa el país logró la reducción de 3.192,8 millones de dólares.
Pero, también se ejecutaron programas de alivio con el Banco Mundial por 1.504,1 millones, el Fondo Monetario Internacional por 232,5 millones, el Banco Interamericano de Desarrollo por 1.511,1 millones. En total, con esas instituciones financieras se redujo la deuda en 3.247,7 millones de dólares.
El informe resume que las iniciativas de alivio de la deuda externa a que se sometió Bolivia significaron una reducción de 6.440.5 millones de dólares.
“Se logró una condonación de aproximadamente $us 6.440 millones, sin considerar los recientes canjes de deuda.
Éste es un monto considerable, que redujo la deuda externa de su pico más alto alcanzado el 2003, con $us 5.142 millones, a $us 2.184 millones el 2007. Actualmente, la deuda externa tiene un saldo adeudado de $us 2.547 millones y un saldo por desembolsar de $us 2.161 millones”, dice Jubileo.
La deuda
inicia en 1971
La deuda externa evolucionó de 520 millones de dólares en 1971, cuando empieza el fenómeno, a 2.300 millones de dólares en 1979, subió a 4.300 millones en 1987, luego a 4.600 millones en 1997, y su extremo mayor el 2005 con 5.050 millones de dólares, para reducir a 2.547 millones de dólares en octubre último, como resultado de programas de alivio.
El principal efecto de este alivio se dio en la disminución del servicio de deuda que el país tenía como obligación cada año, que significó un flujo menor al que se hubiera realizado sin el alivio, proceso proyectado para culminar el año 2045.
Esta reducción en el servicio de la deuda, es canalizada directamente para reducir el déficit fiscal, reducir los niveles de deuda; y únicamente en el caso de un tramo (HIPC II), es distribuido a los gobiernos municipales y destinado también a cubrir ítemes en salud y educación, explica la organización católica.
El servicio o pago de la deuda externa ha significado para el país 300 millones de dólares anuales en 1995, más de 400 millones por año en 1997, para iniciar un descenso significativo a partir de 1998, cuando se ejecutan los programas de alivio.
Si no se hubiesen concretado esos programas, el año 2006 se debía pagar por deuda externa 550 millones de dólares, pero sólo se pagó 310 millones. El año 2007, debían pagarse 600 millones, pero sólo se pagaron 310 millones. El año pasado se pagaron menos de 300 millones anuales, según datos del Banco Central de Bolivia difundidos por la Fundación Jubileo.
Paradojas
La deuda pública, dice la institución experta en temas económicos, es generalmente un reflejo de la situación económica de un país. En los años en los que Bolivia presentó mayor déficit, los niveles de endeudamiento también alcanzaron cifras elevadas.
Sin embargo, el comportamiento de los últimos años es paradójico, porque a pesar de haber registrado superávit fiscal, se ha continuado contratando deuda. El año 2007, se contrató $us 998 millones y el 2008 $us 1205 millones (principalmente con Argentina, Venezuela y Brasil).
Para hacer una comparación, el año 2003, se registró uno de los montos hasta ese entonces más altos con $us 889 millones.
El hecho de contratar deuda –a pesar de tener superávit– se atribuye, en parte, a la distribución inconsistente de recursos y competencias entre los diferentes niveles de Gobierno, con grandes saldos sin ejecutar en las cuentas de diferentes niveles de Gobierno. Al mismo tiempo hay otras necesidades por cubrir a cargo del Tesoro General de la Nación y sin los recursos necesarios para hacerlo.
Necesidades
En cuanto a la identificación de las necesidades de desarrollo del país, el Plan Nacional de Desarrollo (PND), al momento de su lanzamiento, fue un importante avance, como parte de una política de soberanía e independencia de las Instituciones Financieras Internacionales, dice Jubileo.
Explica que se trata de un plan de reducción de pobreza propio, sin metas impuestas (a diferencia de la denominada Estrategia Boliviana de Reducción de la Pobreza, enmarcada en los esquemas de los organismos internacionales. Éste es un Plan con objetivos más ambiciosos que los anhelados Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Para completar este plan inicial, además de requerir el planteamiento de proyectos específicos y concretos para su implementación y el costeo de indicadores, era necesaria la elaboración de una estrategia de financiamiento a través de un Análisis de Sostenibilidad de Deuda; es decir, un análisis sobre la cantidad y calidad de financiamiento (monto y condiciones) requerido por el país para lograr las metas sociales y pagar esa deuda a futuro, sin afectar la sostenibilidad.
En la gestión 2006, se hizo un intento por realizar este análisis, pero no pasó de sólo una iniciativa inconclusa.
Se anunció, sin embargo, de manera oficial, que se requerirá de un financiamiento de diez mil millones de dólares para financiar el Programa Nacional de Desarrollo, lo que demuestra que “ni en un momento de bonanza económica se podría financiar, con recursos propios, una estrategia viable y sostenible de erradicación de la pobreza, y que, para ello, se necesitaría prácticamente quintuplicar el saldo de deuda externa actual”.
“Contratar $us 10.000 millones sería un monto histórico para Bolivia. Las informaciones en diversos medios de comunicación sobre la pretensión de solicitar un crédito de tal magnitud al Banco Mundial indicaría un nuevo acercamiento de Bolivia a las Instituciones de Bretton Woods (IBW), después de haber tomado la política de no suscribir un Programa con el Fondo Monetario Internacional desde el año 2006”.
Jubileo agrega que es muy probable que un crédito con el Banco Mundial requiera una evaluación a Bolivia, bajo el Marco de Análisis de Sostenibilidad de Deuda (DSF por sus siglas en inglés) que esas entidades utilizan; asimismo, las evaluaciones periódicas que realiza el FMI bajo el artículo IV serán también decisivas.
Condicionalidades
Se advierte que las organizaciones e instituciones de la sociedad civil y redes de deuda del mundo critican la falta de enfoque de desarrollo humano, en el marco de análisis DSF que usan las IBW, porque conlleva una mirada más financiera y económica, priorizando la capacidad de pago sobre los impactos que tengan los créditos en el desarrollo. En el marco de las reformas que estas instituciones están llevando a cabo actualmente, la eliminación de las condicionalidades e imposiciones también serían un tema por negociar, se indica.
De los acreedores que tuvo Bolivia, el Banco Mundial, bajo su línea de crédito concesional, es el prestamista que tiene las mejores condiciones financieras: menor tasa de interés, mayor período de gracia y mayor plazo de pago.
Sin embargo, a partir de las consecuencias de los alivios de deuda y la actual crisis sistémica (financiera, económica, climática, alimentaria), entre las instituciones financieras internacionales existe una menor disponibilidad de acceso a créditos concesionales, y la disponibilidad de recursos a través del FMI está orientada principalmente a cubrir déficit en balanza de pagos, caso que no correspondería al país.
Adicionalmente, Bolivia está cerca de “graduarse” de su condición de acceso a créditos concesionales porque cambia su estatus de país de ingreso bajo a país de ingreso medio por los niveles de PIB per cápita alcanzados en los últimos años, que es otro factor que nos cierra las puertas a los créditos concesionales.


FUENTE: 
http://www.ernestojustiniano.org/2009/11/otra-vez-se-avanza-hacia-una-exagerada-deuda-externa/

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